Los Siete Fantasmas

 

Fantasma
Autor: Arturo J. Bilbao



Primer Fantasma


Tibio fue el dolor

que me produjo ser consciente

de que no era ya prudente,

sostener el amor.


Y lloré no por tristezas

Lloré por un gran alivio

De haber logrado la destreza

de poder lanzarte al olvido


Porque ese, tu fantasma

Vagaba en mi habitación

Porque muerto ya estabas

Y necesitabas la absolución.


Y por el poder que me confirió

Mi mente y mi corazón

Yo exorcisé a tu fantasma

Para acabar con mi dolor.



Segundo Fantasma


Inmaculada fue la aparición

Que se dio en la sombría ventana

Y su presencia resonó como campana

Cuando iluminó mi habitación


Pero no todo lo que brilla es un ángel

Ni todo lo oscuro es un demonio

Pues hay espíritus salvajes

Que existen para despojarnos del odio


Y para bien y para mal

Dejaste aquí un fantasma

Que no me aturde ni me espanta

Solo es una señal abismal


Pero también decidí exorcisarte

Porque las almas pasar, merecen

Y así dejé de pensarte

Para abrirme a lo que la vida me ofrece.



Tercer Fantasma


Como alarma matutina

Despertar, tu piel me hizo

Incrustado en la rutina

A mi soledad satisfizo


Pero las pasiones son ambiguas

Y arrastran severos problemas

Pues llenan de emociones exiguas

Hasta las más claras naturalezas.


Y así murió lo que empezó

Pues nunca a vivir, destinado, estuvo

Y fui yo el mismísimo verdugo

Que al Hades te sentenció.


Y así quedó tu fantasma

Ante mi perdón expectante

Con trastorno delirante

De que podía vivir en mi casa.


Pero también, de ti, me exorcisé

Y te elevé a las fauces del olvido

Porque las pasiones que creé

No eran más que latentes enemigos.


Cuarto Fantasma


Aunque antiguos y olvidados

Los dioses del viejo mundo

Algunas veces migraron

A las tierras de los vagabundos


Yo me topé con un dios

Al que le desempolvé los altares

Y las ofrendas que pidió

Se las hice como manjares


Pero vagos son los dioses abandonados

Y aunque les ofrendes y reces

Siempre al pasado están atados

Y no dan las respuestas que mereces


Y entonces desencadené el apocalipsis

para acabar con su existencia

Porque a los dioses solo se les destruye

con cataclísmica paciencia


Y aquella deidad a un fantasma

Quedó inevitablemente resumida

Y así pudo pasar con calma

a su tranquila y antigua vida.


Quinto Fantasma


Pensé encontrar un tesoro

En aquella perdida tumba

Porque todo brillaba cual oro

Incluso en la tenebrosa penumbra


Y me sentí como un arqueólogo

que cree haber encontrado su fortuna

Pero solo era un bromatólogo

Esculcando en la basura.


Así que cerré aquel sepulcro

Donde ni espíritus moraban

Y sellé con maldiciones

por si un fantasma se escapaba


Y de ti exorcisé el fugaz recuerdo

Que de miedo me llenaba

Porque los lugares viejos

Están llenos de trampas.


Sexto Fantasma


Como una epifanía campestre

Se manifestó el espíritu

De una ninfa silvestre

plena de maravilloso ímpetu


Pero esta vez no me dejé engañar

Y ya había visto su hectoplasma

Porque mi mente se ha podido amañar

Para reconocer los fantasmas


Y aunque disfruté tu esencia

Y aunque fue fugaz tu aparición

Siempre tuve en mi consciencia

tu espectral aparición.


Y te exorcisé sin meditarlo

Te expulsé hacia el inframundo

Porque no iba a tolerarlo

Ese sinsabor profundo.


Séptimo Fantasma


Estoy en mi sala sentado

A la espera de tu aparición

Y aunque no he detectado

aún, tu plasmática condición


No sé si serás un fantasma

Un espíritu, un demonio o un dios

Pero ya tengo en mis cartas

Cómo invocar la prisión


Y revocaré tu alma si es necesario

Y exorcisaré tu espíritu con pasión

Pero si resultas no ser un fantasma

Ya no tendré otra opción.


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